De acuerdo con el Banco Mundial (s.f.), la inclusión financiera tiene la capacidad de reducir la pobreza y promover la prosperidad. Se estima que 1.700 millones de personas en todo el mundo no tienen productos financieros.
Adicionalmente, según el Banco de Desarrollo (2021), de todas las personas no bancarizadas, 360 millones se encuentran en América Latina.
Entonces, ¿cómo puede América Latina promover la inclusión financiera?
De acuerdo con Deloitte (2021), una de las consultoras más importantes del mundo, es el acceso de personas y empresas a productos financieros que antes no tenían.
Según la consultora, 55 países se comprometieron en 2010 a ejecutar planes de inclusión financiera. Esto, para facilitar el acceso a servicios financieros a los que más lo necesitan. De los 55 países, 30 han puesto en marcha dichos programas.
América Latina es la región más afectada por la pandemia y la necesidad de inclusión financiera se hizo evidente. Según datos de Deloitte (2021), antes de la crisis, el 45% de los clientes bancarios tenían productos financieros en línea. Ahora, casi el 83% los utilizan.
A pesar del avance de los datos de inclusión financiera, la región aún está lejos de tener una situación ideal. La investigación de Deloitte (2021) muestra que solo el 45% de las PyMEs son clientes bancarios. Lo cual es preocupante.
La inclusión financiera y la gestión de activos es para toda la población, pero hay algunos grupos cuya necesidad es aún mayor.
Los jóvenes son la fuerza laboral del futuro. Varios analistas coinciden en que si los jóvenes pueden acceder a productos de ahorro, inversión y financiación, el futuro será más prometedor.
Los esfuerzos no han sido pocos. Según el reconocido analista Hernando Gómez (2021), en América Latina ha incrementado la inclusión financiera de este grupo en un 78,7%, en parte gracias a las nuevas tecnologías.
De acuerdo con el Women 's Entrepreneurial Venture Scope (2021), entre más amigable sea el país con las mujeres emprendedoras, más competitivos serán. Sin embargo, la realidad es muy distinta. Solo el 21% de los proyectos de mujeres recibieron financiación en la región.
Además, según un informe del CAF (2021), hay 304 millones de mujeres latinoamericanas que no tienen ni siquiera una cuenta de ahorro, la mayoría de ellas porque su trabajo es informal y se paga en efectivo.
Los emprendedores son uno de los grupos más importantes. Según datos de Deloitte (2021), las PyMEs representan el 67% del empleo en la región.
Aunque la banca digital ha brindado un alivio operativo, todavía existen grandes desafíos. En una encuesta realizada por el Banco de Desarrollo de América Latina (2021), los emprendedores manifestaron que el sistema financiero es caro. Hay demasiado papeleo por parte de los intermediarios financieros y el financiamiento suele ser bajo.
De acuerdo con el Banco Neón de Brasil (2020), la inclusión financiera no sirve de mucho sin educación. Según ellos, la educación financiera es la única forma de aprovechar al máximo los productos y servicios financieros.
Actualmente, según el Banco Mundial (2021), el 17,5% de los gerentes cree que su mayor obstáculo es encontrar financiación. Para las empresas pequeñas y emergentes, el ratio es del 24,6%.
El analista económico Jorge Sánchez (2020) dijo que para lograr una mayor inclusión financiera, primero debemos mejorar la economía. Es poco probable tener inclusión financiera y bancarización si no hay un sistema económico robusto. Pues qué sentido tiene ser parte del sector financiero si los productos donde está el dinero son poco seguros, inciertos y sin personalización.
La personalización incluye entender a los clientes y construir productos de ahorro e inversión a la medida, desde cuentas de ahorro, hasta productos de inversión en derivados financieros para los más expertos.
Entre más empresas exitosas haya en el país, más empleo habrá y crecimiento. Muchas veces, estas empresas ya han validado sus modelos de negocio, pero les resulta imposible crecer por falta de recursos.
En América Latina, aún estamos lejos de tener un modelo inclusivo de financiación empresarial. Según el Banco Mundial (2021), el 17,5% de los empresarios creen que su mayor obstáculo es encontrar financiación. Y en cuanto a las empresas pequeñas, dicho porcentaje es del 24,6%.
Si estas fuentes de financiación pudiesen llegar a las personas y empresas adecuadas, los indicadores serían más prometedores.
Según Julián Abril (2021), gerente de ADL Digital Labs, el uso de la tecnología y los teléfonos móviles puede llevar la banca a lugares que antes hubiese sido imposible llegar. Esto le abrió la puerta a los agricultores de las zonas rurales, pueblos en pobreza y diversas minorías étnicas.
Con este nuevo alcance, el reto ahora es crear tecnología sencilla y fácil de entender. Es una gran oportunidad para la bancarización de la región.
Además, la tecnología puede ayudar a los países a mejorar en todas las fases del ciclo económico.
Cuando los productos y servicios financieros satisfagan las necesidades reales de la población, aumentará la inclusión financiera.
Ahora, estas necesidades se deben entender de principio a fin. Por ejemplo, un emprendedor serial y un joven que acaba de graduarse de la universidad tienen objetivos completamente diferentes.
En conclusión, aunque Latinoamérica parece estar en el camino correcto, todavía queda un largo camino por recorrer. Los desafíos se reflejan principalmente en educación financiera, financiamiento y productos personalizados. Esto se logra a través de la tecnología que permita al sector financiero brindar la debida asesoría en lugares de difícil acceso y a poblaciones con necesidades especiales.
Referencias Bibliográficas
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